miércoles, 28 de diciembre de 2011

LAS AYUDAS DE MANOS Y PIERNAS.

Hay que tener un contacto suave en las riendas. Siempre sujetamos las riendas con fuerza por miedo o falta de confianza, esa sujeción hace aumentar la resistencia de nuestro caballo. Acostumbremos a nuestras manos y muñecas a que actúen ligeras y con suavidad. Doblamos las muñecas hacia arriba, luego hacia abajo y luego girarlas hacia adentro. Nota como tus muñecas sólo están ligeras y flotantes cuando los huesos están relajados y mantenemos en línea con los antebrazos.
Nuno Oliveira nos decía que hay que tener buena mano, que la boca del caballo es sensible, que tirar o elevar continuamente con las riendas, es inútil, solo sirve para fatigar los brazos del jinete y que el caballo tenga miedo, e  insensibilizar su boca, endurecerla, hasta casi hacer imposible la parada. “Siempre el ombligo a la mano y nunca la mano al ombligo.” “Toda la fuerza en la mente y las piernas; nada en la mano”. “Toda acción de fuerza de las manos sobre esta masa en movimiento no puede más que provocar resistencias o defensas como consecuencia de la molestia o del dolor que producen.” “La mano no se opondrá a la masa directamente, actuara sobre ésta a través de los resortes del cuello.” “No se le debe mandar por la fuerza, inteligentemente se le mandara actuando sobre el equilibrio.”

Interesante una lección fundamental sobre el uso de las manos de Luis Ramos Paul, la rienda de dentro tiene que ir casi sin presión, o sea en banda, en un coge y suelta, esto es lo que hace la incurvación normal del caballo, por efecto de esta rienda que coge y suelta y la pierna interior que va situada en la cincha. La rienda de fuera va más tensa y siempre empujando la tabla del cuello exterior del caballo hacia dentro. Si tiramos de la rienda de dentro y aflojamos la de fuera, lo que hacemos es torcer el cuello del caballo e impedir la marcha hacia delante del caballo, si estamos frenando con la rienda de dentro y la de fuera suelta, estamos frenando la impulsión.
El duque de Newcastle, dice que para que la mano sea buena ha de ser ligera, suave y firme.
El jinete estará sentado cómodo y seguro. François Robichon de la Guérinière dice que cuando el cuerpo del jinete va desordenado y con poca seguridad, el caballero solo se ocupa de sujetarse. Tiene que haber coordinación de las manos con las piernas. Sobre la posición de las manos dice que los movimientos de la mano de la brida sirven para advertir al caballo la voluntad del caballero, y la acción que produce la brida en la boca del animal es el efecto de las diferentes posiciones, y de varios movimientos de la mano. Estos movimientos, como abrir la mano para que el caballo salga o marche adelante, se hace bajando la mano y volviéndola un poco con las uñas hacia abajo, Sostener la mano, se hace aproximándola al estómago y levantándola un poco uñas arriba, sirve para retener al caballo, una media parada y para pararle, o para darle pasos atrás, no conviene en esta acción apoyarse mucho en los estribos, retrotraer al mismo tiempo un poco el cuerpo, para que el caballo pare o vaya atrás remetiendo las ancas, Vuelta uñas abajo hacia este lado mismo, a fin de hacer obrar la rienda de afuera. Dicho por Guérinière de otra manera, Primero poner en movimiento la cabeza y las espaldas, abrir la mano alargando la brida, el caballo saldrá adelante, sostener o retraerla para acortar el aire de su marcha, y para pararle o para darle pasos atrás, volverla a la derecha para llevarle hacia aquella mano y volverla a la izquierda para traerle sobre ésta. El caballo obediente a la mano es aquel que la sigue y obedece en todos sus movimientos, Tener las riendas separadas en las dos manos o iguales en la mano izquierda, La rienda de la parte de adentro vaya siempre un poco más corta en la mano de la brida, para colocarle el pico sobre la mano en que maneja, porque todo caballo que no va plegado no tiene aire ni gentileza en el picadero cuando trabaja.
También nos indica que casi todos los caballos tienen más disposición, como se ha dicho, para plegar a la izquierda que a la derecha, en los caballos que se encapotan, para levantarlos y llamarlos arriba, la mano ira más alta y adelante, que de ordinario, Los que despapan situar la mano más baja y próxima al vientre, para poderles recoger el pico. Cuando se adelanta la mano de la brida se afloja la barbada, disminuyendo el efecto del bocado, Esta ayuda sirve para echar adelante al caballo que se detiene, cuando se retrae la mano hace mucho más efecto en la barbada y apoya también mucho más el bocado sobre los asientos, cuya operación conduce para recoger al caballo que tira del freno, o al que despapa.

El que fue director durante veinticinco años de la Escuela Española de Equitación de Viena Alois Podhajsky nos enseño que: Hay tener compenetración de las ayudas. Realizar media parada unilateral. En el movimiento hacia delante reside el éxito y, por lo tanto, el secreto de un adiestramiento bien conducido. Las riendas se utilizaran como breves indicaciones de retención, sin tirar fuertemente, ni tirones, ni sacudidas. Aumentar la presión del bocado progresivamente, la rienda que cede no debe ser aflojada bruscamente. Acciones y cesiones repetidas. El efecto de la rienda obtenido por la torsión de la muñeca es el objetivo final del adiestramiento con indicaciones breves. Una simple tensión de la rienda apoyada con el empuje del jinete modera el paso y aumenta la reunión.
Steinbrecht  “la principal tarea de la mano es manejar correctamente el balancín cuello – cabeza del caballo”.

Cultivar la mano es, aprender a no tirar, y seguidamente, permitir que se abran hacia delante los resortes. Lo importante es desarrollar los reflejos de las manos que ceden, y de los brazos que se estiran”. De los escritos de José Manuel Sales Pons saco las siguientes conclusiones:
La misión fundamental de la mano, junto con la ayuda del asiento y de las piernas, es procurarle el gesto confortable al caballo en cada uno de sus movimientos o acciones.
Nos comunicamos con el caballo a través de las riendas. Nuestra mano actúa sobre las nueve articulaciones que hay entre la mano y la boca del caballo, algunas de ellas son la mandíbula, la nuca y la base del cuello.
El acelerar o reducir la marcha no es cuestión de fuerza sino de  equilibrio. Si te agarras de las riendas para equilibrarte, te estas agarrando a su boca. Sustituir los tirones, por el control de la resistencia y del equilibrio. Utilizar la tensión y presión idónea para cada momento. Nunca pedirle al caballo nada que no pueda hacer. Lo decía bien claro Baucher que hay que “colocar y dejar hacer.” Conseguir el bienestar del caballo.
Manejaremos nuestras manos a través de las riendas resistiendo, si tiramos, el caballo tirara en sentido contrario, resistiremos hasta que opte por aflojar sus articulaciones, en principio la mandíbula, la cabeza, la nuca y el cuello. Resistiendo actuamos con una presión molesta en su boca a través de su embocadura, como la mano solo resiste y no tira esa presión desaparece cuando el caballo responde y se siente cómodo. Así es el caballo el que afloja la rienda cediendo. José Manuel Sales Pons nos pone el siguiente ejercicio para que nos demos cuenta de esto: Una persona coge las riendas con las dos manos en un extremo y nosotros manejamos las riendas como si estuviéramos a caballo fijando nuestras manos en un punto para que no vayan hacia atrás, nosotros resistimos hasta que la otra persona afloja. Para muchos es difícil distinguir entre tirar y resistir, hay que aprender a resistir, si no tiramos el caballo no tirará. Baucher decía que se debe utilizar la mano como si se exprimiera un limón, así la mano baucherizada es la que resiste con los dedos y no tira con los bíceps.

Sobre la ayuda de piernas.
Siempre de los grandes se aprende lo mejor.
Luis Ramos Paul. “La ayuda de la pierna nace en el asiento, o mejor dicho, en la cadera del jinete. Si estamos trabajando a mano derecha, la pierna interior irá a la altura de la cincha y la exterior un poco más trasera aguantando la grupa del caballo.”
Alois Podhajsky: El adiestramiento del caballo se frena si las piernas del jinete actúan continuamente. Con el potro si se ayuda con un golpe breve de la pierna, si responde la pierna vuelve a su posición normal. La presión de las piernas debe cesar cuando el caballo responda. Considerando ayudas más sutiles el peso sobre el estribo. Las dos piernas sobre la cincha, supone el movimiento hacia delante. Aplicadas detrás de la cincha producen un efecto de oposición si su presión aumenta, un efecto de empuje hacia un lado o costado. Una pierna sola detrás de la cincha, obliga a desplazarse al lado opuesto. Una pierna en la cincha empuja al caballo hacia delante al mismo tiempo la otra pierna actúa detrás de la cincha empuja al caballo de costado (apoyo).
Nuno Oliveira nos dice que las piernas del jinete, deben adherirse totalmente al caballo, sin ninguna contracción muscular y que estén bajas, lo que asegura una flexible aplicación de las piernas, el caballo responde suavemente sin rigidez. Durante la doma no apretar las piernas, sino más bien usarlas sin esfuerzo, permitiéndolas caer suavemente, próximas a los lados del caballo. Sólo un jinete tranquilo, que tenga ayudas discretas y suaves, es capaz de montar un caballo realmente educado.

David Muriel Holgado

2 comentarios:

  1. Muy nutritivo el compartimiento y excelentemente explicado. muchas gracias.

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    1. Gracias Unknown, me complace ver que sirven de algo mis relatos.

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